VELORIO
VELORIO
Miguelanjeles
Febrero 2011
Su manía eran los velorios. Le gustaba ser el primero en llegar con un ramo de flores a dar las condolencias y todos se preguntaban cómo se enteraba. Incluso había algunos que les aterraba verlo pasear por frente de sus casas quizá por el presentimiento de alguna desgracia.
Vivía soñando en su propio velorio como el pobre sueña en su casita propia, y se pasaba horas de insomnio imaginando su ataúd, la montaña de coronas y las frases patéticas de ilustrados personajes del pueblo a luz de los cirios. Tanto esperó que al fin se cumplió el sueño de su vida: morir. Pero al único velorio al que no pudo asistir fue al suyo, porque murió ahogado y se lo llevó el río.
1 comentario
Ivan Gacitua -
... gracias por su regalo amigo mio, lo atesoraré hasta el siguiente amanecer del último de mis días...